Oyendo una vieja canción de Grand Funk, me vino a la memoria un recuerdo de infancia vacilón que estaba por ahí escondido.
Por allá en los años 70's, mi mamá nos llevaba a la playa en Lima, Perú. Para esto contrataba a Cecilia quien tenía una "Station Wagon" de color celeste y que por un módica suma nos hacia el "ride".
Cargados con baldes, palas, rastrillos plásticos, toallas, sombreros para el sol y demás elementos playeros, mi madre mi hermana y yo nos íbamos felices a nuestras aventuras en las multitudinarias playas de Lima.
Cecilia era del tipo "hippie", le gustaba oír rock , amaba la playa, era alta, delgada, con unas piernas interminables, (bueno a los 6 o 7 años todo el mundo es alto), de pelo castaño lacio, con la piel dorada por el sol, ojos claros y usaba un fabuloso bikini de rayitas.
Yo esperaba ansiosamente los días que llegaba a recogernos y no me cansaba de verla, maravillado por aquella princesa hippie.
Siendo un niño no puedo precisar que era lo que Cecilia me hacía sentir, de lo que si estoy seguro es que ese fue mi primer encuentro platónico con una mujer del que tengo memoria.